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Archivos físicos
Archivos digitales
Rodolfo Ortiz – EDH – Zona Empleo
Un adecuado método para organizar los documentos de la oficina puede ser muy útil para ahorrar tiempo en el quehacer diario. Además facilita guardar un registro de todas las actividades realizadas por la empresa.
Con el ritmo de trabajo actual es muy común que se de prioridad a “lo urgente”, dejando de lado otros aspectos que requieren dedicación o tienen efectos a mediano y largo plazo. Además, bajo el mismo afán de cumplir las metas diarias, muchos empleados desean tener a la mano todos los documentos y herramientas que necesitan para trabajar y todo el tiempo. Eventualmente esta acelerada dinámica de trabajo puede generar inconvenientes de diverso tipo.
Mantener todos los documentos en el escritorio va a degenerar en un espacio desorganizado e ineficiente, con el riesgo de extraviar información importante. Enfocarse solo en las tareas diarias es pasar por alto la necesidad de registrar y revisar experiencias pasadas para mejorar e incluso planificar objetivos y estrategias. Sin sacrificar las actividades diarias, un empleado puede sacar un gran provecho de dedicar su tiempo a la organización de documentos y toda la información que genera en su puesto de trabajo.
Un archivo ordenado y clasificado representa un ahorro de tiempo pues permite tener a la mano solo los documentos en los que se está trabajando y evitar pasar hasta horas escarbando entre montañas de papeles y carpetas en búsqueda de un solo formulario.
Por otro lado, el archivo se convierte en una herramienta indispensable para el registro de los trabajos anteriores. Para evaluar el cumplimiento de las metas y planificar nuevos objetivos es útil contar con documentación a la mano que sea verificable. Además, ya que el empleado siempre es parte de una cadena de trabajo, la clasificación de estos documentos puede ayudar a los compañeros a disipar dudas y comprender qué deben hacer para continuar el proceso.
Al crear un archivo organizado siempre debe tenerse en cuenta el factor tiempo, para no descuidar las tareas diarias pero dedicando suficiente durante algunos días para clasificar toda la información.
Aún si hay demasiados documentos que revisar, en el mediano plazo la tarea puede volverse sencilla si se siguen estas claves: establecer una metodología para organizar, que sea sencilla y comprensible, y por último, que la clasificación de documentos sea constante.
Según el portal eHow en español, es recomendable organizar como máximo un área por día para no verse sobrepasado por una tarea que requiere orden y cuidado.
Archivos físicos
En el caso de archivos físicos, el sitio sugiere crear grandes categorías para los documentos. Estas pueden variar según el tipo de empresa: clientes, facturas, proyectos, muestras impresas, memoria de labores, etc. Estos pueden ser los apartados amplios, que utilizarían una gaveta entera, si se utiliza un archivero común.
Luego de crear las grandes categorías, se puede crear dos o hasta tres subcategorías que permitan clasificar y simplifica la búsqueda de los documentos. EHow señala que en las carpetas de clientes, por ejemplo, cada uno debe tener una carpeta diferente y dentro, dividirse en pedidos, correspondencia y otros.
Lo importante es crear pequeñas clasificaciones que simplifiquen los grandes grupos de información. Junto a esto es importante recordar el etiquetado, para que facilite a la vista localizar el documento buscado, incluso para alguien externo.
Cada carpeta debe tener un nombre sencillo pero concreto sobre el contenido. Por ejemplo, la etiqueta “formularios” puede resultar demasiado amplia y quizá sea recomendable solo para las grandes categorías. Términos como facturas, pedidos, devoluciones, cotizaciones, pueden utilizarse para ser más específico con este tipo de documentos.
También es posible apoyarse en códigos de colores para clasificaciones que sean transversales. El sitio de consejos para productividad, Thinkwasabi, sugiere que un color se puede asignar a documentos de carácter interno, otro para archivos relacionados a los clientes y así para abarcar grandes grupos que aunque no estén relacionados, conviene identificar en un mismo grupo.
Por último, ambos sitios coinciden en que debe existir una depuración del archivo. ¿Por qué? pues con el paso del tiempo los documentos se acumulan y ocupan espacio, por más minucioso que sea el sistema de clasificación. Es conveniente revisar aquellos que cronológicamente ya no son muy relevantes para separarlos del resto que se utiliza con frecuencia.
En un espacio físico aparte (otra habitación u archivero) puede resguardarse la información que aún con los años continúa siendo valiosa pero ya no se usa con frecuencia.
Archivos digitales
Para clasificar los archivos digitales se puede seguir una metodología similar. Sin embargo este tipo de documentos plantean la particularidad de representar una cantidad mucho mayor de información. Documentos de texto, presentaciones, fotografías, videos, audios, correos electrónicos y otros formatos deben incluirse en una clasificación uniforme.
El blog organizatutrabajo.com recomienda contar con una agenda en la que se apunten las claves de usuario, contraseñas, nombres de los programas y sitios web más utilizados como prevención a un desperfecto del equipo.
Por otro lado, recomienda mantener el escritorio de la computadora lo más despejado posible, manteniendo solo los íconos de programas y documentos más utilizados.
Sin embargo, ya que la agilidad es importante, se puede ocupar la ventaja de crear accesos directos a las carpetas en que se encuentra archivada el resto de la información.
Además, los archivos de computadora ofrecen más facilidades para encontrar información.
El portal eHow sugiere sacar provecho de un archivo bien organizado para usar tiempo encontrando, en lugar de buscando. Es posible guiarse por fechas, autores, tipo de archivos o nombres para ahorrar tiempo. Además resalta que Windows y Mac, los sistemas operativos más utilizados, tienen sus propias herramientas nativas de búsqueda de archivos.
Para depurar y mover el archivo digital se puede recurrir a discos duros externos. Esto libera espacio en el disco duro y es más confiable que guardar la información en discos o memorias portátiles. Estos últimos dispositivos son frágiles con el paso del tiempo o pueden extraviarse.
Implementar un sistema de clasificación es un gran reto. Si se hace bien, administrar los documentos será más sencillo. Cada archivo estará resguardado en su propio espacio.
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